Calidad humana en los profesionales médicos por el beneficio de pacientes

01.03.2018

Me he encontrado en los últimos años con diferentes Equipos Médicos que, empeñados en mantener la "distancia óptima" con los/as pacientes, han tenido grandes dificultades para relacionarse adecuadamente, no han sabido generar en ellos/as sentimientos positivos para afrontar la enfermedad de la manera más saludable posible, con competencias médicas profesionales excelentes, pero con grandes problemas para transmitir apropiadamente la información sobre la enfermedad, "faltos" de sensibilidad, para ellos los pacientes son un expediente más al que dar un tratamiento, equipos "parapetados" en sus despachos, escudados en su falta de tiempo para poder atender cada caso en particular, sin capacidad de trabajo en equipo, con una dinámica interna que provoca un clima laboral negativo, que no han tomado conciencia de la necesidad de formarse en habilidades comunicativas para desempeñar su trabajo de manera adecuada...

Por suerte he conocido también inmejorables Equipos Médicos que, gracias a una sensibilidad especial para la interacción con cada paciente y una capacidad excelente de trascender lo meramente científico-médico (relativo a tratamientos, síndromes y síntomas) me han admirado, me admiran y me hacen sentir un gran agradecimiento por su labor desempeñada día a día en sus puestos de trabajo en hospitales, centros de salud, etc.

Aprovecho para aportar la siguiente reflexión y destacar, en este segundo grupo con gran Calidad Humana, las siguientes cualidades y capacidades:

Son capaces de mirar más allá de la enfermedad y ver al paciente no solo como un conjunto de síntomas sino de una manera holística. Se atreven a acompañar al enfermo en el momento del diagnóstico y su posterior tratamiento.

Valoran el estado de salud integral de cada paciente a nivel físico, mental y psicológico. Conocen y se apoyan en tratamientos complementarios a los médico-científicos.

Adaptan el lenguaje científico-técnico de la información que dan a la realidad y capacidad cognitiva del paciente; escuchan a nivel verbal y no verbal lo que le dice, permitiendo y potenciando la expresión de dudas, miedos ..., sobre el proceso de la enfermedad.

Tienen gran sensibilidad desempeñando su labor al "lidiar" con la enfermedad. Saben dar malas noticias desde el respeto más profundo hacia la persona, no desde el rol de médico aséptico, frío, distante y superior protegido con la bata tras su mesa.

Consiguen que el/la paciente participe en la gestión de su tratamiento, trasladándole los conocimientos y habilidades necesarios sobre la enfermedad para que tome sus propias decisiones de manera responsable.

Saben trabajar en equipo con sus compañeros/as de profesión y de forma multidisciplinar con otros/as profesionales para potenciar la mejor y más completa atención a los pacientes.

Se forman de manera continuada, no solo en contenidos científico-médicos, sino también en comunicación interpersonal, habilidades sociales, aspectos psicológicos asociados a enfermedades crónicas, etc. y en otras disciplinas afines.

Tienen suficiente salud mental, recursos y autoapoyo para saber desconectar fuera del puesto de trabajo de esta difícil tarea de tratar con personas en momentos críticos de su vida.

Desde mi práctica como psicóloga clínica, a la vez que mi experiencia personal en la relación con diferentes profesionales de la medicina, insisto en que deben adquirir estas cualidades y capacidades y desarrollarlas día a día, con ética y profesionalidad, demostrando a la sociedad la importancia de su papel para potenciar la salud integral del individuo.

Esperanza Donaire